Ser escritora en el siglo XXI: Vania Vargas
Por: Brigitte Salazar / 23 abril, 2019

Ser escritora en el siglo XXI: Vania Vargas

Para la guatemalteca Vania Vargas, la poesía es eso  “que esconde golpes certeros de belleza”.

Para ser escritora no debes dejarte vencer por la adversidad; encuentra lo que te inspira, comienza y no te detengas.

Gracias al trabajo de su padre, un hombre que no fue a la escuela, pero que aprendió a leer, a escribir y a trabajar.

Y a la profesión de su madre, que fue maestra gracias a una beca financiada por personas que creyeron en ella, Vania Vargas tuvo acceso a la educación y contacto con los libros desde pequeña.

Inspirada por su tío Robin Rossell, Vargas descubre su pasión por la literatura cuando niña.

Se siente atraída por el género literario de la narrativa y desde el comienzo de su carrera, hace de este, el estilo que la caracteriza, aun en sus poemas.

Vargas encuentra en su tío un modelo a seguir.  Rosell -escritor y amante de los libros- tenía una biblioteca en Quetzaltenango y ella soñaba con una igual.

Él armaba sus propios libros; iba a una imprenta con ellos y costeaba la publicación de unos cincuenta ejemplares o cien, que luego intentaba vender, y terminaba regalando entre familiares y conocidos.

A manera de imitación, ella quiso hacer lo mismo y su primer intento de publicación es de este tipo.

En él incluyó los cuentos con los que a los 15 años de edad participó y ganó en los Juegos Florales Nacionales de Nivel Medio que organizaba la Escuela “Pedro Molina” de La Alameda, Chimaltenango.

Los sueños o la familia

Para avanzar en su carrera, Vargas tuvo que salir de la ciudad y alejarse de sus padres, su hermana, sus sobrinas y sus gatos.

Comenta que su pasión por la literatura ha traído una vida solitaria, pero para ella está bien así.

Un vistazo a la realidad

Vania Vargas también fue periodista. Esta fue su primer opción laboral, una alternativa afín a lo que ella quería hacer, que era escribir.

Leyó que Octavio Paz, el poeta mexicano, decía que el periodismo era literatura a alta velocidad, y no dudo en tomar la oportunidad para avanzar.

“El periodismo me enseñó a observar, a analizar, me puso en contacto con la realidad de todos los días, me puso a merced de ella con los ojos bien abiertos, y eso es algo que le agradeceré siempre”, comenta.

Es en el año 2010, con el nacimiento de Catafixia Editorial, aparece la oportunidad de una publicación. Así nace su primer libro de poesía: La malla.

Para Vargas, cada libro que ha escrito presenta su propio reto, ninguno ha sido más fácil que otro.

Los retos de la escritura

Como escritora, para Vargas el mayor reto ha sido no perder la fe. Seguir escribiendo a pesar de todo.

Considera que una escritora guatemalteca se enfrenta, principalmente, a que la escritura no es considerada una profesión o un trabajo serio en el país.

Y precisamente por eso, su existencia, su publicación, su escritura y su lectura, son actos necesarios de resistencia y fe.

“Sería demasiado triste pasar los días iguales sin encontrar en ellos y en lo que los habita esa capacidad de conmovernos”, afirma.

No dejar de soñar

Vargas es una mujer que continúa soñando. A  quien las ganas por escribir no le faltan y quien aún tiene metas por cumplir.

Actualmente, tiene varios libros inconclusos. Así como un poemario, un libro de cuentos y uno de artículos acerca de literatura y arte que espera terminar.

El consejo de Vania Vargas para una chica que está comenzando su sueño de ser escritora:

“Lee mucho, siempre. Trata de mantener intacta tu capacidad de asombro, ponle atención a tu entorno, mantén tus sentidos bien abiertos.

Escucha música, ve cine, fotografías, arte visual, y ponte a escribir. Debes saber que no es una tarea fácil, que requiere mucha paciencia y tiempo y trabajo, ten el valor para perseverar”.

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